5.12.10

Carne


le corrió el desvelo de sus ojos

le tomó las manos frígidas

le susurró en oídos de promesas rotas

la ató al placer de su propio sexo

la envenenó de agonía y éxtasis

sintió lo ajeno volvérsele carne

el vacío

la superficialidad de un roce

lágrimas de un elixir de muerte

y ausencia

y venganza

y adiós.


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